El entorno actual de hipercompetitividad necesita que todo líder, al margen de dominar los diferentes conocimientos necesarios para operar en su negocio, también sepa cómo solucionar problemas y cómo crear nuevas formas de pensar y de actuar que aporten valor a su empresa.
Esta innovación podrá enfocarse en varios aspectos diferentes: en la cultura de la empresa (para hacerla adaptable al entorno y atractiva tanto para profesionales que trabajen en ella como para clientes que la hagan rentable y por tanto sostenible), en los productos o servicios, en las normas, en los procesos, en la gestión del riesgo y del error y en un sinfín de cosas más.
“La creatividad puede, de manera general, ser definida como el proceso de producir algo que es a la vez original y que vale la pena”
Robert J. Sternberg
He podido observar que poco a poco los líderes con los que interactúo (o al menos una parte importante de ellos) han dejado atrás (por suerte) “mitos erróneos” vinculados a la creatividad, como por ejemplo:
Algo que también escucho con frecuencia y que acepto plenamente es que pueden haber personas que tengan un mayor potencial “natural” para la creatividad, pero esto no lo diferencia de cualquier otra habilidad o disciplina, ya sea hablar en público, saber negociar o aprender un nuevo idioma. Otro aspecto de vital importancia para cualquier profesional que quiera evolucionar en el dominio de la creatividad es la opinión que tiene sobre si mismo, pues será difícil que sea creativo si ni él mismo se lo cree.
Por suerte, estos mitos y algunos otros han sido ya superados y, a día de hoy, es aceptado por una gran mayoría de personas que la creatividad es una habilidad como cualquier otra, por tanto se puede conseguir una importante mejora si se tiene disciplina para practicarla; un aspecto altamente positivo y muy a tener en cuenta en la mejora de la creatividad es la multitud de herramientas que están al alcance de todos nosotros para que evolucionemos en este ámbito.
Por tanto, eliminados los “mitos” y con un entorno competitivo que pide a gritos nuevas formas de hacer las cosas, mejor será que empecemos a poner “hilo a la aguja” en nuestra creatividad, si es que ya no lo estáis haciendo; por tanto empiezo dando respuesta a algunas preguntas…
Para mí una buena definición de creatividad es la siguiente: “capacidad de engendrar algo distinto mediante asociación o generación de nuevas ideas orientadas a encontrar una solución alternativa, diferente u original que satisfaga un determinado propósito”; por tanto, la creatividad pertenece al “mundo de las ideas”, o sea, que tiene cierto componente “conceptual” o teórico y está vinculado a liberar el potencial de nuestra mente aportando nuevos enfoques. En cambio una definición de innovación sería: “es la fase de implementación en la que un producto, concepto o servicio es construido con la intención de aportar determinado valor a un colectivo”, por tanto estamos hablando de convertir una “idea” en algo “tangible y productivo” que aglutina la invención de algo nuevo o diferente sumado a alguna forma de difusión o comercialización para cubrir una necesidad o fin.
La creatividad es algo subjetivo y por tanto difícil de medir a nivel cualitativo, en cambio la innovación, al ser mucho más tangible también es más fácil de medir; por cierto, si la innovación no aporta valor, no es innovación.
Por innovación gradual o incremental se entiende como: “la integración de pequeñas mejoras que producen una mayor eficacia o eficiencia de un producto, proceso o servicio o que aporten una satisfacción adicional al usuario o cliente”. Este tipo de innovación ha sido muy típica en Oriente y en concreto en empresas japonesas como Toyota; un ejemplo de este tipo de innovación sería la creación de una variable “light” de un producto ya existente.
En el caso de innovación disruptiva, una definición podría ser: “es el producto o servicio que irrumpe con un cambio de paradigma transformando radicalmente los procesos o dinámicas existentes hasta la fecha y alterando radicalmente el sector o nicho de mercado en el cual aparece”; un ejemplo de este tipo de innovación en el siglo pasado fue la aparición de la telefonía móvil o de Internet; actualmente el modelo de negocio de Amazon o la irrupción de redes tales como WhatsApp o Twitter son claras muestras de este tipo de innovación que se da con mayor frecuencia en Occidente.
“La formulación de un problema es frecuentemente más esencial que su solución, que puede ser tan solo un asunto de destreza matemática o experimental. Plantearse nuevas cuestiones, nuevas posibilidades, ver viejos problemas desde un nuevo ángulo, requiere una imaginación creadora y marca un avance real en la ciencia”
Albert Einstein
El pensamiento convergente (también llamado lógico o convencional) se localiza en el hemisferio izquierdo del cerebro. Es el tipo de pensamiento común que induce a una respuesta automática y por tanto no genera soluciones diversas a los problemas, sino que utiliza un vía lógica que facilite una solución definitiva y única (por ejemplo la resolución de una operación matemática); este tipo de pensamiento es vital en nuestro quehacer diario y es el que más utilizamos pues sigue patrones o secuencias lógico-racionales que nos permiten conseguir soluciones. En el ámbito empresarial, el pensamiento convergente ha sido el precursor de muchos inventos y de avances en el desarrollo tecnológico.
El pensamiento divergente o lateral se localiza en concreto en el hemisferio derecho de nuestro cerebro. Este tipo de pensamiento se vale de estrategias o técnicas poco ortodoxas (mapas mentales, brainstorming, etc.) para hacer aflorar de modo libre y espontáneo múltiples opciones y enfoques, por ello es un requisito indispensable en todo proceso creativo. En el ámbito de la innovación, el pensamiento divergente es imprescindible pues supone aportar cosas nuevas o diferentes que marquen diferencias con nuestra competencia y aporten valor al cliente final.
Un aspecto a tener en cuenta es que si bien el pensamiento divergente es básico en el proceso creativo, no podemos menospreciar las prestaciones del pensamiento convergente para conseguir los más óptimos resultados.
Por último 10 consejos rápidos (hay muchos más si miras en la red) que he probado y que a mí me han resultado útiles para ser más creativo:
¡Suerte en la estimulación de tu creatividad!